¿Cómo Forky, el juguete-basura, nos enseña una lección genial sobre el manejo de emociones?

De Victoria González.

3/7/2019

Toy Story fue un parteaguas en el mundo de las caricaturas, allá por 1995, cuando Pixar se atrevió a lanzar el primer largometraje de animación digital. Esta entonces niña de 9 años comprendió el significado de lealtad y amistad -¿qué nos enseñó “Yo soy tu amigo fiel”?-. Hoy, el estudio cinematográfico nos vuelve a sorprender con una lección importantísima: los niños son sabios en el manejo de sus emociones, y los adultos -o en este caso, Woody- estamos aquí para darles una ayudadita. 

La pequeña Bonnie está por comenzar el kínder. Llora y no quiere ir. ¿Habrá algo más angustiante que el primer día de clases en un colegio desconocido? No lo creo; a mis 33, me inquieta todavía la idea de un nuevo empleo. Ella está sentada sola en una mesa, con la instrucción de crear una manualidad, y un chiquillo se apropia de los materiales. Los ojos se le inundan de lágrimas, pero se aguanta. En ese momento, los escritores avientan su genialidad. Woody, de contrabando en la mochila, le lanza crayolas y pegamento. Bonnie necesita expresar de alguna forma su miedo y él -quien indudablemente es la representación del adulto- le da las herramientas para hacerlo. Así nace Forky, un tenedor desechable con piernas de palito y brazos de limpiapipas o, mejor dicho, el objeto protector de una niña de 3 años.

Si son de mi generación, recordarán muy bien a Linus Van Pelt, el personaje de Snoopyque iba a todas partes con su trapito. Ese dibujo ha sido una de las mejores ilustraciones del objeto transicionaldescrito por el pediatra y psicoanalista Donald Winnicot. Asegura que los recién nacidos atraviesan un estado intermedio entre su realidad y el mundo exterior, que se manifiesta con el uso de objetos físicos -como el chupón o una cobijita- que el bebé concibe como una extensión de él mismo y que, por lo tanto, le brinda seguridad. Si bien esto sucede durante los primeros meses, puede extrapolarse a los objetos de protecciónque ayudan a los niños en edad preescolar a externalizar emociones, particularmente el miedo.

Como papás, debemos ofrecerles a nuestros hijos la mayor cantidad de herramientas para ayudarles a manejar sus emociones primarias. Cualquier objeto sirve, basta que se adapte con cuentos o historias. Lo más importante es escucharlos y validar lo que sienten.

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