7 señales de que tu hijo podría estar sufriendo abuso en la guardería.


De Victoria González Descloux

14/10/19

La guardería es en donde nuestros chiquitos pasan la mayoría del tiempo fuera de casa. Como papás, necesitamos estar seguros que aquellos que trabajan al cuidado de los hijos sean profesionales, cariñosos y tengan vocación, sin embargo no siempre es así. El abuso, sobre todo a niños en etapa maternal y preescolar, es difícil de identificar ya que los pequeños no saben cómo comunicarse. Por supuesto, si existe la más mínima duda es imperativo acudir con un psicólogo y tomar las acciones correspondientes, pero por lo pronto aquí te decimos las señales que podrían indicar que tu hijo está sufriendo algún tipo de abuso en la escuelita.

En primer lugar, debemos saber que existen distintas formas de abuso a niños:

  • Físico
  • Sexual
  • Emocional
  • Por negligencia.

Cada forma de abuso tiene señales particulares y a veces pueden pasar desapercibidas, por lo que si sabemos en qué fijarnos, será mucho más sencillo identificar el problema a tiempo.

Cambios repentinos en el comportamiento. Un niño que comienza a ser tímido, huraño, triste o muestra culpa o vergüenza por errores insignificantes (como tirar el agua) podría ser víctima de abuso en la guardería. Por supuesto, esto es confundible con el deseo de independencia de los niños, sin embargo los chiquitos menores de 3 años todavía no buscan ser independientes, por lo que cualquier actitud de separación y alejamiento debe vigilarse.

Hambre y sed a la hora de recogerlos y pañales mojados y rozaduras constantes. Estas dos señales son indicativas de que el personal de la guardería actúa con negligencia. Normalmente, no cae en abuso intencional pero podría evolucionar en algo más grave. 

Pesadillas recurrentes. Es normal que los niños comiencen a tener pesadillas entre los dos y tres años, sin embargo si estas son constantes y no disminuyen con nada, podría significar que algún miembro de la guardería está atormentando al niño con máscaras, historias de miedo, etcétera.

Miedos repentinos. Es muy difícil distinguir entre las ansiedades y reacciones normales de un niño pequeño de los miedos fundados. Si tu hijo llora sin consuelo cada mañana, finge sentirse mal para faltar o reacciona con miedo al acercarse al colegio, no pienses que se trata de un berrinche o un capricho. Esta es una de las señales más claras de que algo malo sucede. Observa sus reacciones y habla con él y pregúntale, de distintas formas, qué pasa. 

Regresiones. Las regresiones infantiles como hacerse el bebé, mojar la cama, chuparse el dedo o llorar en demasía, son señales de que tu hijo podría estar sufriendo algún abuso severo. Es normal hacerse pipí de repente, pero si las regresiones son varias y constantes, investiga pronto qué sucede.

Moretones, rasguños o heridas sin explicación. El abuso físico es el más notorio. Si dejas a tu hijo en la guardería por la mañana sin moretones ni rasguños y te lo entregan con golpes y heridas inexplicables, es muy probable que estén abusando físicamente de él. Normalmente, dichas heridas aparecen en las muñecas, brazos, nalgas y cuello. Además, si tu hijo se encoge o se protege cuando mueves enérgicamente la mano o se asusta cuando alguien lo toca, es casi seguro que está siendo maltratado. No esperes y actúa.

Interés inusual en comportamientos y órganos sexuales. El abuso sexual tiene muchos indicios muy particulares y si tienes cualquier duda, habla inmediatamente con un experto. Los niños que conocen palabras de índole sexual avanzadas para su edad, se tocan los genitales o se desvisten cuando se quedan solos con un adulto, probablemente estén sufriendo algún tipo de abuso sexual. Normalmente, los abusadores se aprovechan de la confianza que les tienen los pequeños y los obligan a mantener el secreto, con amenazas o miedo. Es imperativo que hables con tus hijos de estos temas y les dejes claro que nunca deben guardarte secretos. Demuéstrales que pueden platicarte todo, siempre.

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